Adopta una Charca

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martes, 4 de octubre de 2011

Cuando ser voluntario resulta provechoso para la ciencia

El proyecto “Adopta una charca” celebró su primer encuentro el pasado 1 de octubre 2011 en el municipio valenciano de Alcublas. Al acto asistieron el Primer Teniente de Alcalde y concejal delegado de Medio Ambiente, S. Cabanes, y el concejal delegado de Patrimonio J. Sanz. Los voluntarios del grupo anfitrión “El Gallipato Alcublano”, presentaron las charcas adoptadas. Las experiencias adquiridas durante el primer año de custodia de las balsas se reforzaron con charlas de biólogos especialistas.

La palabra charca comprende una gran cantidad de puntos de agua dulce estancada con una superficie, profundidad y origen diverso. Comúnmente conocidos como charcos o estanques, suelen ser designados por una multitud de localismos. Como lo es también en el caso de Alcublas donde “clochas”, “jipes” (aljibes), navajos y “chariz” (abrevaderos) suman más de 89 puntos de agua señalados por el grupo local de voluntarios. 

Este ingente número de balsas refleja una red de puntos de aguas establecida para suplir una carencia de ríos en Alcublas. Aseguraba también el abastecimiento a ganados que transcurrían por veredas y cañadas de trashumancia. La desaparición de cultivos y explotaciones ganaderas han propiciado el abandono de estas balsas.  Algunas de ellas han sido modificadas por los cazadores que los anfibios aprovechan para reproducirse. Entre todos los puntos de agua de Alcublas destaca la balsa “El Prao” o “Rebasador”. Aunque de agua efímera, se extiende por una superficie de casi ocho hectáreas y alberga especies tan singulares como el “Triops cancriformis”, un fósil viviente de 220 millones de años. Según R. Casaña, responsable del grupo “El Gallipato Alcublano”, la gran ambición de los voluntarios es que sea declarado humedal de interior. 

Los habitantes más célebres de las charcas son los mamíferos, los peces y los anfibios. Sin embargo, cuentan con otros animales menos conocidos como los macroinvertebrados. El especialista J. Rueda presentó más de treinta fotografías para ayudar a los voluntarios en su identificación. Una de las labores de los grupos que custodian las charcas es hacer un seguimiento de su biodiversidad para lo que reciben una formación específica. M. Á. Monsalve dio la última charla en la que expuso la importancia de las balsas en la alimentación de los murciélagos y cómo éstos se convierten en control biológico de mosquitos y otras plagas de cultivos. El encuentro finalizó por la tarde con la visita de dos puntos de agua emblemáticos de Alcublas: la Balsa Silvestre y el Prao.

Además de ser un refugio imprescindible para la biodiversidad, una red de charcas ubicada estratégicamente ofrece otras ventajas. Por un lado, se convierte en una estructura de laminación de avenidas para prevenir inundaciones. Por otra parte actúa también como un filtro verde para eliminar la contaminación leve de residuos agrícolas y residuales.  Las charcas refrescan el ambiente y son un sumidero de dióxido de carbono.

Según la Red Europea de Conservación de Charcas, este importante recurso está poco estudiado en comparación con otros hábitats de agua dulce. Faltan todavía datos básicos sobre la ecología y función de las charcas así como medidas efectivas de gestión y conservación. Con proyectos como “Adopta una charca”, la labor de seguimiento de los voluntarios contribuye al conocimiento de los pequeños puntos de agua.

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